Si hay un lugar donde confluyen vívidamente los colores que se desprenden de la tierra isleña es en el mercado. Entre la variedad de papas y mariscos, zanahorias, lechugas y manzanas, el luche y cochayuyo desfilan vecinos en busca de provisiones, a paso quieto, como suele ser en los pueblos del archipiélago.
El mercado grabado el día 12 de abril. En el lugar se encuentran apostados a lo largo de una casa de madera, abierta hacia lado y lado, 5 vendedores y 2 miembros del equipo Escucha Chiloé. Vecinos preguntan, compran y se van. Otros llegan para conversar. La lluvia se deja caer rápidamente.
“…hombres que venden frutas del bosque, en unas carretillas redondas, y otros, sartas de cholgas secas. Las mujeres tomaban mate, comiendo pan de papas, o sea, tortas de milcao como allí lo llaman. A cada instante, llegaban hombres a ofrecernos, con aire misterioso, como si se tratara de un contrabando, ostras por cientos”
Benedicto Chuaqui, “Memorias de un emigrante”, 1942